El bebé es sordo. Hay que ponerle audífonos.
Publicación editada 07/06/2025
Cuando un niño nace con un problema de audición no es suficiente con llevarlo al médico a que diagnostique el origen del problema, le ponga unos prótesis o unos implantes, y todo resuelto.
Es necesario que exista una acción coordinada de varios profesionales de distintas áreas para lograr un desarrollo óptimo del bebé y su integración en el mundo oyente.
El trabajo en equipo siempre será la opción más beneficiosa para el desarrollo del niño.
Para lograr esto hay una serie de profesionales clave:
- El Otorrino (ORL): Es el primer especialista en diagnosticar el tipo y grado de sordera. Realiza pruebas audiológicas (como potenciales evocados auditivos de tronco -PEATC-, otoemisiones acústicas, audiometrías) y determina si el niño es candidato a audífonos o implantes cocleares. Su seguimiento es crucial para la salud auditiva del niño.
- El Audiólogo: Se encarga de la adaptación y seguimiento de los audífonos, así como de la programación y el ajuste del implante coclear en caso de que sea necesario. También realiza pruebas audiológicas más detalladas y monitoriza la función auditiva.
- El Logopeda o Terapeuta del Lenguaje: Es esencial para el desarrollo del lenguaje oral en el niño sordo. Trabaja la discriminación auditiva, la articulación, la comprensión y la expresión verbal. Si el niño utiliza implante coclear, el logopeda es clave en la rehabilitación auditivo-verbal. También puede guiar a la familia en el aprendizaje de sistemas de comunicación alternativos si se considera necesario.
- El Maestro de Audición y Lenguaje (AL): Este profesional de la educación se enfoca en la intervención pedagógica específica para niños con sordera. Trabaja en la adquisición del lenguaje, la lectoescritura, y la adaptación curricular. Suele colaborar estrechamente con la familia y la escuela para asegurar una integración educativa efectiva.
- El Psicólogo Infantil: Proporciona apoyo emocional al niño y a la familia, ayudándolos a afrontar el diagnóstico y el proceso de intervención. También puede intervenir en el desarrollo social y emocional del niño, y en la adaptación a su entorno.
- El Trabajador Social: Puede orientar a la familia sobre los recursos y ayudas disponibles (subvenciones para audífonos o implantes, servicios de atención temprana, etc.), así como facilitar la comunicación con las instituciones pertinentes.
La coordinación entre estos profesionales es absolutamente vital. Si trabajan por separado, el niño y la familia pueden recibir información fragmentada, terapias inconsistentes y un apoyo menos efectivo. Mientras que un enfoque multidisciplinar garantiza:
- Un diagnóstico preciso e integral: Se evita duplicidad de pruebas y se tiene una visión completa de la situación.
- Un plan de intervención personalizado: Se crea un plan que se adapta a las necesidades específicas del niño, integrando los diferentes aspectos (médico, audiológico, logopédico, educativo y psicológico).
- Una comunicación fluida: Los profesionales comparten información sobre el progreso del niño, ajustando las estrategias según sea necesario.
- Un apoyo familiar continuo: Los padres se sienten acompañados y reciben orientación coherente de todos los especialistas.
Hay una serie de acciones importantes que son fundamentales en el manejo del niño sordo:
- La Detección precoz: El cribado auditivo neonatal es fundamental. Cuanto antes se detecte la sordera, antes se podrá intervenir y mejores serán los resultados en el desarrollo del lenguaje.
- La Estimulación auditiva temprana: Una vez diagnosticada la sordera y adaptadas las ayudas auditivas (audífonos o implante coclear), es crucial comenzar la estimulación auditiva y del lenguaje lo antes posible.
- La participación activa de la familia: Los padres son los principales agentes en el desarrollo del niño. Deben recibir formación, apoyo y pautas para estimular el lenguaje en el entorno familiar. La familia, asesorada por los profesionales, debe decidir la modalidad de comunicación más adecuada para su hijo (lenguaje oral, bimodal, lengua de signos, etc.), siempre con el objetivo de fomentar la comunicación efectiva.
- La Integración escolar: Trabajar para que el niño se integre en la escuela, con el apoyo y las adaptaciones necesarias, es fundamental para su desarrollo social y educativo.
- El seguimiento continuo: La sordera es una condición que requiere seguimiento a lo largo de toda la vida del niño para asegurar que las ayudas auditivas son las adecuadas, que el lenguaje progresa y que el niño se adapta a las diferentes etapas de su vida.
En resumen, la clave es un abordaje integral, multidisciplinar y coordinado, con la familia como pilar central, para potenciar al máximo el desarrollo de cada niño con sordera y facilitar su integración plena en la sociedad.
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