Los niños con problemas auditivos en el aula.
Publicación editada 30/12/2014Muchas son las responsabilidades que tienen los profesionales de la enseñanza. Y muchas las tareas y obligaciones que se les exigen, que en ocasiones sobrepasan la labor pura de enseñar al alumnado. Sobre todo cuando nos referimos a los educadores de los más pequeños.
Es necesario reconocer que su labor es ardua y difícil, y, precisamente por ello, en ocasiones no estará mal advertirles cuando entre sus alumnos, alguno tenga o pueda tener una discapacidad.
En el caso de la pérdida auditiva puede resultar difícil advertirlo, ya que se trata de una discapacidad que puede facilmente pasar inadvertida, sobre todo cuando la pérdida auditiva es leve o moderada.
Estas recomendaciones para padres y educadores pueden ser importantes para que el niño evite el aislamiento que su pérdida de audición le pueda causar.
- Es necesario observar y poner especial cuidado en los niños que presentan frecuentes catarros con mucha mucosidad nasal, que frecuentemente puede dar origen a la otitis seromucosa, que puede no dar otro síntoma que la pérdida de audición.
- Es conveniente advertir al profesor si el niño ha sido diagnosticado de esta otitis, y que estos alumnos reciban el tratamiento médico adecuado, sigan las revisiones necesarias y que sigan las instrucciones sobre higiene y prevención.
- Asimismo, si el profesor observa en un niño con catarros frecuentes que pueda no oir bien, lo mejor es advertir a los padres para que lo lleven a revisión a su médico.
- En el caso de niños ya diagnosticados de problemas auditivos, y que son usuarios de un audífono o un implante, será necesario comprobar diariamente el funcionamiento del mismo.
- Además, en los niños pequeños es necesario comprobar que lleven pila y que ésta funcione.
- Por otra parte, es preciso solicitar la colaboración de la familia durante los primeros días de curso para que el profesor pueda familiarizarse con el audífono: aprender a ponerlo y quitarlo y saber cuándo está funcionando. Un audífono que no funcione se convierte en un tapón en el oído que producirá un obstáculo mayor para la audición del niño.
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