La parálisis de Bell.

El nervio facial es el responsable de los movimientos de los músculos de la cara, además de otras funciones, como la sensibilidad gustativa de zonas de la lengua. Cada uno de los dos nervios faciales se encarga del lado de la cara o hemifacies correspondiente.
Una característica particular de este nervio, también llamado VII par craneal, es que recorre un largo trayecto encerrado en un estuche óseo en el hueso llamado temporal, que contiene también las estructuras del oído, con lo que ambas estructuras tienen estrechas relaciones.
Las parálisis faciales son relativamente frecuentes, quizás por ese recorrido encerrado en un estuche óseo inextensible, que hace que se comprima cuando se inflama.
Esa es la explicación más probable de la llamada parálisis de Bell. Parálisis facial periférica de origen desconocido, pero que creemos se produce por una inflamación del nervio.
Es la parálisis facial más frecuente, prácticamente siempre unilateral, de aparición brusca, y cuyo pronóstico suele ser bueno, con recuperación de la movilidad en unas semanas. Si nos ocurre debemos buscar atención médica, para descartar otras posibles causas de mayor gravedad, además de iniciar un tratamiento. Es importante la protección ocular del ojo que no podemos cerrar.
Otras posibles causas de parálisis facial periférica son la infección por el virus del herpes zoster o síndrome de Ramsay-Hunt, infecciones o lesiones en el oído que afecten al nervio en su trayecto, incluso lesiones yatrogénicas, producidas durante procedimientos quirúrgicos del oído.
También debemos considerar la existencia de parálisis faciales centrales, por lesiones en el sistema nervioso central, que paralizan solo la mitad inferior de la cara, que a veces se acompañan de otros déficits, y que deben ser evaluadas por un neurólogo.