La otitis del bañista y los niños.

La otitis del bañista y los niños.

Otras veces ya hemos hablado de la otitis externa, tan típica en verano, tiempo de disfrutar del baño en piscinas, etc.

Es un problema que también afecta a los niños, que tanto disfrutan de los juegos en piscinas.

La otitis externa es una inflamación de la piel del conducto auditivo externo. Y es típica del bañista porque el factor principal para su aparición es la humedad prolongada dentro del oído, algo muy frecuente en verano por los baños en piscinas, playas, etc..

Cuando el agua se queda mucho tiempo en el oído, la piel del conducto se reblandece, se irrita y se altera su barrera protectora natural, lo que la hace más vulnerable a que las bacterias que viven normalmente en nuestra piel o en el agua proliferen y causen una infección.

El síntoma más característico es el dolor de oído, que suele ser bastante intenso y empeora al tocar o tirar de la oreja. También hay picor en el oído, sensación de oído taponado, hipoacusia, y muchas veces puede haber supuración u otorga. Sale un líquido del oído, que al principio puede ser transparente y luego volverse más espeso y amarillento o verdoso. Es raro que haya fiebre alta.

La clave para prevenir la otitis externa es mantener el oído seco y evitar la irritación del conducto. 
Es importante secar el oído después de cada baño: inclinando la cabeza del niño hacia cada lado para que el agua salga por gravedad. Tirar suavemente del lóbulo de la oreja hacia abajo y hacia atrás para ayudar a que el agua salga. Secad la parte externa de la oreja y la entrada del conducto con la esquina de una toalla limpia y suave. Si tenéis la sensación de que aún queda agua, podéis usar un secador de pelo a baja temperatura y a una distancia prudencial (para no quemar ni irritar la piel) para secar suavemente el conducto. ¡Cuidado con la electricidad cerca del agua!
Evitar el uso bastoncillos de algodón dentro del oído. Los bastoncillos, o cualquier otro objeto, no solo empujan la cera y la posible suciedad más adentro (lo que puede generar un tapón), sino que también pueden dañar la delicada piel del conducto auditivo, creando pequeñas heridas por donde las bacterias pueden entrar más fácilmente.
La cera es una defensa natural del oído; no hay que eliminarla de forma agresiva. El oído se limpia solo.

Si el niño es propenso a tener otitis externas, ya ha tenido varias veces, el uso de tapones de oído específicos para el agua puede ser muy beneficioso.
Tienen que ser del tamaño adecuado y que se ajusten bien para evitar la entrada de agua. Y recordad quitárselos una vez que termine el baño y secar bien el oído.
También hay que evitar el baño en aguas dudosas. Agua estancada, sucia, sin tratar, que puede contener más bacterias y microorganismos.

Evitad que el niño se rasque el oído con los dedos o introduzca cualquier objeto, ya que esto puede irritar la piel y facilitar la entrada de infecciones.

Si notáis que vuestro hijo empieza con dolor de oído, picor intenso, sensación de oído taponado o supuración, es importante que acudáis al pediatra o al otorrino. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado (generalmente con gotas antibióticas y analgésicos para el dolor) son fundamentales para una recuperación rápida y evitar complicaciones.