Oír menos, oír mal.
Publicación editada 26/12/2024En la situación más frecuente, aunque perdamos audición, oímos los sonidos más débiles, oímos menos, pero seguimos oyendo los sonidos y las palabras de forma más o menos correctamente cuando usamos algún sistema de amplificación, como unos audífonos. El audioprotesista valora nuestra audición y nos adapta el audífono que mejor responde a nuestras necesidades. La solución a nuestra pérdida auditiva suele ser satisfactoria siempre.
Pero en ocasiones, el paciente, además de tener pérdida de audición sufre de distorsión del sonido, e incluso de hiperacusia. Suele producirse en algunas enfermedades del oído interno que afectan a la cóclea. La distorsión auditiva puede manifestarse como una percepción alterada de los sonidos, lo que dificulta la comprensión del habla o la identificación de tonos.
Por ejemplo es muy frecuente en la enfermedad de Ménière. Esta afección afecta el oído interno y se caracteriza por episodios de vértigo, acúfenos, sensación de presión en el oído y pérdida auditiva fluctuante. También es muy frecuente que ocurra en los casos de sordera súbita, en los que se produce una perdida de audición repentina, muchas veces acompañada de acúfenos y, en ocasiones, de vértigo.
Otras condiciones que también pueden causar distorsión auditiva incluyen casos de otitis media, algunas hipoacusias neurosensoriales y algunos acúfenos.
En estos casos, el paciente, además de oír menos, oye mal, oye sonidos distorsionados, lo que dificulta la comprensión y resulta molesto de escuchar.
Para el audioprotesista es todo un reto conseguir adaptar unos audífonos que satisfagan al paciente.
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