La sordera unilateral.
Publicación editada 19/12/2025
En ocasiones en las consultas de ORL atendemos algún paciente más o menos jóven, que presenta una pérdida de audición moderada o severa, mayor de 40 decibelios de pérdida, en un oído únicamente, que ha aparecido hace unos meses, y que no relata ningún factor de riesgo evidente. No trabaja con ruido, no padece de otitis, ni vértigo, ni ruidos, no tiene historia de sordera familiar, etc., en la exploración física, los tímpanos son normales, y además con su otro oído oye perfectamente.
En casos así es necesario realizar una investigación detallada por parte del otorrino, y el estudio a realizar debe incluir una combinación de pruebas audiológicas, de imagen y, potencialmente, genéticas para determinar la posible causa subyacente.
1. Evaluación médica
• Anamnesis y examen físico detallado: Hay que investigar síntomas asociados como acúfenos, vértigo, otalgia o debilidad facial, que podrían indicar una patología más grave. La otoscopia se realizará para descartar problemas visibles en el oído externo y medio.
2. Realizaremos una evaluación audiológica, mediante:
• Audiometría tonal: Es la prueba fundamental. Mide la sensibilidad auditiva en diferentes frecuencias en cada oído por separado. Permitirá confirmar el grado y tipo de pérdida en ambos oídos y en cada una de las frecuencias.
• Audiometría verbal: Cuantifica el porcentaje de sílabas y de frases que el paciente comprende a diferentes intensidades de sonido.
• Impedanciometría: Evalúa el estado del oído medio para descartar problemas en la cadena de huesecillos o la membrana timpánica, que podrían causar una pérdida auditiva conductiva.
• Prueba de emisiones otoacústicas (EOA): Mide las respuestas del oído interno (cóclea o caracol) y puede ayudar a determinar si el problema se origina en la cóclea o en la vía auditiva.
• Potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC): Esta prueba mide la actividad de las ondas nerviosas en respuesta a los sonidos y es crucial para evaluar el funcionamiento del nervio auditivo y la vía auditiva del tronco cerebral. Es especialmente útil para descartar patologías retrococleares.
3. Estudios de neuroimagen
• Resonancia magnética (RMN) del ángulo pontocerebeloso: Normalmente realizada con contraste (gadolinio), es fundamental en la evaluación de una pérdida auditiva unilateral o asimétrica. Este estudio de imagen es el más sensible para detectar lesiones en la vía nerviosa, como un schwannoma vestibular, tumor benigno que comprime el nervio auditivo y puede causar sordera unilateral progresiva.
• TC de peñascos sin contraste: Puede demostrar malformaciones en el oído u otras enfermedades, como la otosclerosis coclear, etc.
4. Análisis de sangre y estudios genéticos:
• Análisis de sangre: Se solicitarán pruebas para descartar posibles causas sistémicas de la pérdida auditiva. Estas pueden incluir la evaluación de enfermedades metabólicas (diabetes, hipotiroidismo) o autoinmunes.
• Pruebas genéticas: Dada la edad del paciente y la naturaleza de la pérdida auditiva, una prueba genética podría ser apropiada. Las pruebas pueden identificar mutaciones asociadas con la hipoacusia hereditaria, incluso si no hay una historia familiar aparente. Un estudio exhaustivo puede cubrir casi todos los genes conocidos asociados con la pérdida auditiva hereditaria.
Un diagnóstico preciso ayudará a realizar un plan de tratamiento adecuado. La naturaleza unilateral de la pérdida auditiva en una persona joven requiere una evaluación meticulosa para descartar causas graves y, de ser necesario, iniciar una rehabilitación auditiva temprana con audífonos o implante coclear.
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