Algunas claves para disfrutar la música sin dañar tu audición.
Publicación editada 28/06/2025
Para muchas personas es muy gratificante poder escuchar la música a un volumen muy alto para que las sensaciones sean más placenteras. Pero subir el volumen de la música para que sea emocionante sin causar daño auditivo parece una contradicción.
La clave para evitar el daño está en entender cómo percibimos el sonido y cómo nuestros oídos reaccionan a él. Pero hay algunas formas de lograr un sonido potente y de alta calidad sin tanto riesgo a que se afecte nuestra audición:
1. La importancia de la calidad del audio. No todo es el volumen. La calidad del sonido es fundamental.
- Para ello es importante utilizar archivos digitales de alta resolución: Si escucha música digital, opta por formatos de audio de alta resolución como FLAC, WAV o ALAC. Estos formatos conservan mucha más información que los comprimidos (como MP3), lo que resulta en un sonido más claro, detallado y con mejor rango dinámico. Esto significa que se pueden percibir más matices de la música a un volumen más bajo, lo que reduce la necesidad de subirlo en exceso.
- Además, utilice equipos de audio de calidad: Un buen par de auriculares o altavoces marcan una gran diferencia. Los equipos de baja calidad a menudo distorsionan el sonido a volúmenes más altos, lo que nos lleva a subir aún más el volumen para intentar compensar, dañando nuestros oídos. Invertir en unos auriculares con buena respuesta de frecuencia y aislamiento de ruido, o en altavoces con un buen rendimiento, le permitirá disfrutar de la música con más claridad y detalle a volúmenes seguros.
2. El aislamiento y la reducción del ruido ambiental. El ruido de fondo es uno de los mayores culpables de que subamos el volumen.
- Utilice auriculares con cancelación de ruido: Si escucha música en entornos ruidosos (transporte público, oficina, etc.), unos auriculares con cancelación activa de ruido son una inversión excelente. Al eliminar el ruido ambiental, no necesita subir tanto el volumen de su música para escucharla claramente, protegiendo así su audición.
- Disfrute en entornos tranquilos: Simplemente elegir un lugar más tranquilo para escuchar música le permitirá disfrutarla a un volumen mucho más bajo y seguro.
3. La optimización de la ecualización para disfrutar de un sonido balanceado.
- Utilice ajustes personalizados: En lugar de subir el volumen general, pruebe a ajustar el ecualizador de su dispositivo. A veces, solo necesita realzar ligeramente ciertas frecuencias (como los graves o agudos) para que la música suene más "llena" o "presente" sin necesidad de aumentar el volumen total. Experimente con los ajustes preestablecidos o cree sus propios perfiles.
- Evite la típica ecualización "en V": A menudo, los usuarios tienden a subir los graves y los agudos, dejando los medios más bajos (la famosa curva en "V"). Si bien esto puede sonar impactante al principio, a la larga puede fatigar el oído y empujarnos a subir el volumen para escuchar los detalles en las frecuencias medias (donde se encuentra gran parte de la voz y los instrumentos principales). Busque un equilibrio para un sonido más natural y menos fatigante.
4. El papel del volumen y la fatiga auditiva. No olvide las reglas básicas del volumen seguro.
- La regla del 60/60: Una recomendación común es no escuchar música a más del 60% del volumen máximo de tu dispositivo durante no más de 60 minutos seguidos. Después de ese tiempo, tómese un descanso de al menos 10-15 minutos.
- Escuche a su cuerpo: Si siente algún zumbido en los oídos, dolor o que la música suena amortiguada después de escucharla, es una señal clara de que el volumen es demasiado alto. Dele un descanso a sus oídos.
- La "sensación" de volumen: Tenga en cuenta que la percepción del volumen puede variar. Por ejemplo, a veces una canción con muchos graves puede parecer más alta que una con predominio de agudos, aunque el nivel de decibelios sea similar. La clave es la comodidad y la ausencia de fatiga.
En resumen:
Para lograr un sonido placentero y estimulante sin dañar su audición, céntrese en la calidad del sonido (archivos, equipos), reduzca el ruido ambiental (aislamiento, cancelación de ruido), optimice la ecualización y, sobre todo, sea consciente del volumen y los tiempos de escucha. Sus oídos se lo agradecerán a largo plazo.
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